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viernes, 9 de octubre de 2009

Maya en Rojo~


De paso también me cortaron el pelo~ Y así es más o menos como se ve el color~~ ¿lindo? Claro que es lindo *-* Lástima que quien lo lleve no sea muy agraciada XD

Además salí con cara rara e_e...

¡No importa! ¡Al fin tengo el cabello rojo!


Soy feliz~


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(Your Name) blogged on 21:30

El proceso~


Cabello decolarado #1



Eso que parece sangre es... la tintura roja en mi cabello rubio~
Tintura #2


Resultado = Cabello rojo #3


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(Your Name) blogged on 21:24

jueves, 8 de octubre de 2009

Oh... Hiroto-san eres la fruta prohibida...


Ese sueño me dejó mal~ Entre otras cosas con esa angustia y carga emocional que a veces nos dejan los sueños.

Hoy realmente me siento mal, falté a U y siento total desmotivación por todo y hacia todo, odio la primavera, el sentirme enferma cada momento del día. Definitivamente hace unos años que la primavera ya no me es grata... Entre más calor haya, más fuerte se pone y más me decaigo y mi ánimo se trastorna, me vuelvo bipolar.

Estando de esta forma ahora me siento mal, realmente confio en que los sueños son mundos paralelos, paralelos en el sentido de que las situaciones son diferentes. He visitado concientemente algunos de mis otros mundos, en ellos Shou existe, existe Alice Nine... un lugar donde existen también los metros y existe Megu, pese a que todas las otras personas cambien, ella sigue estando también.

Comenzar a relatar tal cual fue el sueño sería lo ideal, remorar cada cosa como viviéndola nuevamente, pero si lo hago volveré a sentirme mal, ya que recordaré más cosas. En esta última realidad me he presentado como una "rompe hogares", según palabras de Megu... A decir verdad es un sueño extraño, pero no es del todo imposible, digamos que esa realidad era muy parecida a la que vivimos, algo distorcionada, pero simplemente no deja de ser realista.

Creo que ese sueño ha sido también muy real, cuando llegas a abrzar a una persona y puedes sentirlo en carne propia... Esa clase de sensación es muy maldita, es cuando no sabes si estás despierto o estás soñando... Afortunadamente para mí se trató nada más que de un sueño, mi vida en este camino continua tal cual.

Después de contarle mi sueño a Megu pensé... probablemente no merezca conocerlo, probablemente le haré daño, me haré daño y todo será sufrimiento, ¿está bien? Si ya le haré sufrir en otro mundo es en este donde no debo estar cerca.

Seguramente eso sea lo mejor.


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(Your Name) blogged on 12:08

miércoles, 7 de octubre de 2009

Saga-chan~

"Nos han dicho más y más que 'Alice Nine se ha convertido en una banda de rock',
pero para ser honesto, no estamos tratando de convencer, incluso cuando decimos '¡esto es rock!', es algo que no nos acomoda.
Pero con el tema de VANDALIZE, es una palabra que tiene un poco de significado para Alice Nine.

Nuestra banda no apunta particularmente a un sonido violento, pesado,
Nosotros no necesitamos sacudir nuestras cabezas o levantar el dedo del medio,
y no nos estamos revelando contra nada.
Realmente no hay nada en lo que quiera revelarme en contra. (risas)

Para Alice Nine (en realidad, debería decir para mí), el rock es romper las paredes de la cultura y romper las paredes de los que te rodean compartiendo la música juntos,
es tener el corage de destruir sus propios conceptos fijos y convertirlos en algo nuevo,
es tener las agallas para hacer frente a las pequeñas cosas que parecen imposibles junto con todos los demás,,
Creo que esto es a lo que hay que aspirar.
Es libertad, en resumen.

Este tipo de cosas se aplican a lo que somos ahora,
así la'destrucción' llamada VANDALIZE será el nombre de este camino porque nuestro objetivo es liberar,creo."


-Blog de Saga 2009/08/27-

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(Your Name) blogged on 23:03

martes, 6 de octubre de 2009

Dir en grey en Chile!!!


Primera vez en Chile y vale decir que primera vez en América del Sur, tierra que ellos nunca pensaron pisar y por sobre todo en Chile es su único concierto, ya que en Brasil formarán parte de un festival junto a otras bandas.

Quiero ir ;___;... Mamá dame permiso...

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(Your Name) blogged on 15:33

Crimen y Castigo #2

Va con su padre por el camino que conduce al cementerio. Pasan por delante de la taberna. Sin soltar la mano de su padre, dirige
una mirada de horror al establecimiento. Ve una multitud de burguesas endomingadas, campesinas con sus maridos, y toda clase de
gente del pueblo. Todos están ebrios; todos cantan. Ante la puerta hay un raro vehículo, una de esas enormes carretas de las que suelen
tirar robustos caballos y que se utilizan para el transporte de barriles de vino y toda clase de mercancías. Raskolnikof se deleitaba
contemplando estas hermosas bestias de largas crines y recias patas, que, con paso mesurado y natural y sin fatiga alguna arrastraban
verdaderas montañas de carga. Incluso se diría que andaban más fácilmente enganchados a estos enormes vehículos que libres.
Pero ahora -cosa extraña- la pesada carreta tiene entre sus varas un caballejo de una delgadez lastimosa, uno de esos rocines de
aldeano que él ha vist o muchas veces arrastrando grandes carretadas de madera o de heno y que los mujiks desloman a golpes,
llegando a pegarles incluso en la boca y en los ojos cuando los pobres animales se esfuerzan en vano por sacar al vehículo de un atolladero. Este espectáculo llenaba de lágrimas sus ojos cuando era niño y lo presenciaba desde la ventana de su casa, de la que su
madre se apresuraba a retirarlo.
De pronto se oye gran algazara en la taberna, de donde se ve salir, entre cantos y gritos, un grupo de corpulentos mujiks
embriagados, luciendo camisas rojas y azules, con la balalaika en la mano y la casaca colgada descuidadamente en el hombro.
-¡Subid, subid todos! -grita un hombre todavía joven, de grueso cuello, cara mofletuda y tez de un rojo de zanahoria -. Os llevaré a
todos. ¡Subid!
Estas palabras provocan exclamaciones y risas.
-¿Creéis que podrá con nosotros ese esmirriado rocín?
-¿Has perdido la cabeza, Mikolka? ¡Enganchar una bestezuela así a semejante carreta!
-¿No os parece, amigos, que ese caballejo tiene lo menos veinte años?
-¡Subid! ¡Os llevaré a todos! -vuelve a gritar Mikolka.
Y es el primero que sube a la carreta. Coge las riendas y su corpachón se instala en el pescante.
-El caballo bayo -dice a grandes voces- se lo llevó hace poco Mathiev, y esta be stezuela es una verdadera pesadilla para mí. Me
gusta pegarle, palabra de honor. No se gana el pienso que se come. ¡Hala, subid! lo haré galopar, os aseguro que lo haré galopar.
Empuña el látigo y se dispone, con evidente placer, a fustigar al animalito.
-Ya lo oís: dice que lo hará galopar. ¡Ánimo y arriba! -exclamó una voz burlona entre la multitud.
-¿Galopar? Hace lo menos diez meses que este animal no ha galopado.
-Por lo menos, os llevará a buena marcha.
-¡No lo compadezcáis, amigos! ¡Coged cada uno un látigo! ¡Eso, buenos latigazos es lo que necesita esta calamidad!
Todos suben a la carreta de Mikolka entre bromas y risas. Ya hay seis arriba, y todavía queda espacio libre. En vista de ello, hacen
subir a una campesina de cara rubicunda, con muchos bordados en el vestido y muchas cuentas de colores en el tocado. No cesa de
partir y comer avellanas entre risas burlonas.
La muchedumbre que rodea a la carreta ríe también. Y, verdaderamente, ¿cómo no reírse ante la idea de que tan escuálido animal
pueda llev ar al galope semejante carga? Dos de los jóvenes que están en la carreta se proveen de látigos para ayudar a Mikolka. Se oye
el grito de U ¡Arre! y el caballo tira con todas sus fuerzas. Pero no sólo no consigue galopar, sino que apenas logra avanzar al paso.
Patalea, gime, encorva el lomo bajo la granizada de latigazos. Las risas redoblan en la carreta y entre la multitud que la ve partir.
Mikolka se enfurece y se ensaña en la pobre bestia, obstinado en verla galopar.
-¡Dejadme subir también a mí, hermanos! -grita un joven, seducido por el alegre espectáculo.
-¡Sube! ¡Subid! -grita Mikolka -. ¡Nos llevará a todos! Yo le obligaré a fuerza de golpes... ¡Latigazos! ¡Buenos latigazos!
La rabia le ciega hasta el punto de que ya ni siquiera sabe con qué pegarle para hacerle más daño.
-Papá, papaíto -exclama Rodia-. ¿Por qué hacen eso? ¿Por qué martirizan a ese pobre caballito?
-Vámonos, vámonos -responde el padre-.
Están borrachos... Así se divierten, los muy imbéciles... Vámonos..., no mires...
E intenta llevárselo. Pero el niño se desprende de su mano y, fuera de si, corre hacia la carreta. El pobre animal está ya exhausto. Se
detiene, jadeante; luego empieza a tirar nuevamente... Está a punto de caer.
-¡Pegadle hasta matarlo! -ruge Mikolka -. ¡Eso es lo que hay que hacer! ¡Yo os ayudo!
-¡Tú no eres cristiano: eres un demonio! -grita un viejo entre la multitud.
Y otra voz añade:
-¿Dónde se ha visto enganchar a un animalito así a una carreta como ésa?
-¡Lo vas a matar! -vocifera un tercero.
-¡Id al diablo! El animal es mío y puedo hacer con él lo que me dé la gana. ¡Subid, subid todos! ¡He de hacerlo galopar!
De súbito, un coro de carcajadas ahoga la voz de Mikolka. El animal, aunque medio muerto por la lluvia de golpes, ha perdido la
paciencia y ha empezado a cocear. Hasta el viejo, sin poder contenerse, participa de la alegría general. En verdad, la cosa no es para
menos: ¡dar coces un caballo que apenas se sostiene sobre sus patas...!
Dos mozos se destacan de la masa de espectadores, empuñan cada uno un látigo y empiezan a golpear al pobre animal, uno por la
derecha y otro por la izquierda.
-Pegadle en el hocico, en los ojos,
¡dadle fuerte en los ojos! -vocifera Mikolka.
-¡Cantemos una canción, camaradas! -dice una voz en la carreta-. El estribillo tenéis que repetirlo todos.
Los mujiks entonan una canción grosera acompañados por un tamboril. El estribillo se silba. La campesina sigue partiendo
avellanas y riendo con sorna.
Rodia se acerca al caballo y se coloca delante de él. Así puede ver cómo le pegan en los ojos..., ¡en los ojos...! Llora. El corazón se
le contrae. Ruedan sus lágrimas. Uno de los verdugos le roza la cara con el látigo. Él ni siquiera se da cuenta. Se retuerce las manos,
grita, corre hacia el viejo de barba blanca, que sacude la cabeza y parece condenar el espectáculo. Una mujer lo coge de la mano y se
lo quiere llevar. Pero él se escapa y vuelve al lado del caballo, que, aunque ha llegado al límite de sus fuerzas, intenta aún cocear.
-¡El diablo te lleve! -vocifera Mikolka, ciego de ira.
Arroja el látigo, se inclina y coge del fondo de la carreta un grueso palo. Sosteniéndolo con las dos manos por un extremo, lo
levanta penosamente sobre el lomo de la víctima.
-¡Lo vas a matar! -grita uno de los espectadores.
-Seguro que lo mata -dice otro.
-¿Acaso no es mío? -ruge Mikolka.
Y golpea al animal con todas sus fuerzas. Se oye un ruido seco.
-¡Sigue! ¡Sigue! ¿Qué esperas? -gritan varias voces entre la multitud.
Mikolka vuelve a levantar el palo y descarga un segundo golpe en el lomo de la pobre bestia. El animal se contrae; su cuarto trasero
se hunde bajo la violencia del golpe; después da un salto y empieza a tirar con todo el resto de sus fuerzas. Su propósito es huir del
martirio, pero por todas partes encuentra los látigos de sus seis verdugos. El palo se levanta de nuevo y cae por tercera vez, luego por
cuarta, de un modo regular. Mikolka se enfurece al ver que no ha podido acabar con el caballo de un solo golpe.
-¡Es duro de pelar! -exclama uno de los espectadores.
-Ya veréis como cae, amigos: ha llegado su última hora -dice otro de los curiosos.
-¡Coge un hacha!
-sugiere un tercero-. ¡Hay que acabar de una vez!
-¡No decís más que tonterías! -brama Mikolka-. ¡Dejadme pasar!
Arroja el palo, se inclina, busca de nuevo en el fondo de la carreta y, cuando se pone derecho, se ve en sus manos una barra de
hierro.
-¡Cuidado! -exclama.
Y, con todas sus fuerzas, asesta un tremendo golpe al desdichado animal. El caballo se tambalea, se abate, intenta tirar con un
último esfuerzo, pero la barra de hierro vuelve a caer pesadamente sobre su espinazo. El animal se desploma como si le hubieran
cortado las cuatro patas de un solo tajo.
-¡Acabemos con él! -ruge Mikolka como un loco, saltando de la carreta.
Varios jóvenes, tan borrachos y congestionados como él, se arman de lo primero que encuentran -látigos, palos, estacas- y se
arrojan sobre el caballejo agonizante. Mikolka, de pie junto a la víctima, no cesa de golpearla con la barra. El animalito alarga el
cuello, exhala un profundo resoplido y muere.
-¡Ya está! -dice una voz entre la multitud.
-Se había empeñado en no galopar.
-¡Es mío! -exclama Mikolka con la barra en la mano, enrojecidos los ojos y como lamentándose de no tener otra victima a la que
golpear.
-Desde luego, tú no crees en Dios -dicen algunos de los que han presenciado la escena.
El pobre niño está fuera de sí. Lanzando un grito, se abre paso entre la gente y se acerca al caballo muerto. Coge el hocico inmóvil
y ensangrentado y lo besa; besa sus labios, sus ojos. Luego da un salto y corre hacia Mikolka blandiendo los puños. En este momento
lo encuentra su padre, que lo estaba buscando, y se lo lleva.
-Ven, ven
-le dice-. Vámonos a casa.
-Papá, ¿por qué han matado a ese pobre caballito? -gime Rodia. Alteradas por su entrecortada respiración, sus palabras salen como
gritos roncos de su contraída garganta.
-Están borrachos -responde el padre -. Así se divierten. Pero vámonos: aquí no tenemos nada que hacer.
Rodia le rodea con sus brazos. Siente una opresión horrible en el pecho. Hace un esfuerzo por recobrar la respiración, intenta
gritar... Se despierta.

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(Your Name) blogged on 15:05

Crimen y Castigo

¿Por qué me han de compadecer?, me preguntas. Tienes razón: no merezco que
nadie me compadezca; lo que merezco es que me crucifiquen. ¡Sí, la cruz, no la compasión...! ¡Crucifícame, juez! ¡Hazlo y, al
crucificarme, ten piedad del crucificado! Yo mismo me encaminaré al suplicio, pues tengo sed de dolor y de lágrimas, no de alegría.
¿Crees acaso, comerciante, que la media botella me ha proporcionado algún placer? Sólo dolor, dolor y lágrimas he buscado en el
fondo de este frasco... Sí, dolor y lágrimas... Y los he encontrado, y los he saboreado. Pero nosotros no podemos recibir la piedad sino
de Aquel que ha sido piadoso con todos los hombres; de Aquel que todo lo comprende, del único, de nuestro único Juez. Él vendrá el
día del Juicio y preguntará: «¿Dónde está esa joven que se ha sacrificado por una madrastra tísica y cruel y por unos niños que no son
sus hermanos? ¿Dónde está esa joven que ha tenido piedad de su padre y no ha vuelto la cara con horror ante ese bebedor
despreciable?» Y dirá a Sonia: «Ven. Yo te perdoné..., te perdoné..., y ahora te redimo de todos t us pecados, porque tú has amado
mucho.» Sí, Él perdonará a mi Sonia, El la perdonará, yo sé que Él la perdonará. Lo he sentido en mi corazón hace unas horas, cuando
estaba en su casa... Todos seremos juzgados por Él, los buenos y los malos. Y nosotros oiremos también su verbo. Él nos dirá:
«Acercaos, acercaos también vosotros, los bebedores; acercaos, débiles y desvergonzadas criaturas.» Y todos avanzaremos sin temor y
nos detendremos ante Él. Y Él dirá: «¡Sois unos cerdos, lleváis el sello de la bestia y como bestias sois, pero venid conmigo también!»
Entonces, los inteligentes y los austeros se volverán hacia Él y exclamarán: «Señor, ¿por qué recibes a éstos?» Y Él responderá: «Los
recibo, ¡oh sabios!, los recibo, ¡oh personas sensatas!, porque ninguno de ellos se ha considerado jamás digno de este favor.» Y Él nos
tenderá sus divinos brazos y nosotros nos arrojaremos en ellos, deshechos en lágrimas..., y lo comprenderemos todo, entonces lo
comprenderemos todo..., y entonces todos comprenderán...

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(Your Name) blogged on 14:39


Me

Soy Maya, Amo muchas cosas y detesto otras cuantas. Amo escuchar música, escribir, dibujar y hablar~ Mi banda favorita es Alice Nine y estudio Traducción Chino Mandarín-Español

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